viernes, 30 de diciembre de 2011

Como Juan el Bautista

Marcos 1:4 (LBLA) Juan el Bautista apareció en el desierto predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados.
Si volviéramos a la raíz de las cosas (fuésemos radicales) nos daríamos cuenta que perdemos y hemos perdido mucho tiempo predicando mensajes que no se nos han encomendado. Nos encontramos con el drogadicto y le decimos que Cristo puede cambiar su vida si lo acepta en su corazón. "Vendemos" el evangelio contando historias llenas de emoción, para "quebrantar" como sea a las personas, buscando muchas veces incluso lágrimas como síntoma de victoria en la predicación. Sin embargo, predicarles acerca del arrepentimiento de pecado y que a causa de esto estamos separados de Dios, no se nos ocurre, no parece atractivo, hasta nos da miedo. Conozco casos de personas que han cambiado sus vidas y han dejado vicios sin Cristo y ellos dicen que son felices. ¿Cual es la verdadera diferencia entre ser cristianos o no? La gran diferencia es que los cristianos somos salvos. Nadie ofrece algo mejor que esto. Ninguna religión, ningún club, ningún centro de rehabilitación. Los cristianos son SALVOS mediante un arrepentimiento genuino porque reconocieron que ofendieron a Dios con sus pecados y creyeron en la obra de Jesús en la cruz, y como consecuencia de esto fue que vino el cambio de vida. Nuestra naturaleza ya no es la misma. Es de una nueva criatura. Volvamos a la predicación auténtica, como Juan, seamos directos en lo que tenemos que decir. (PS)

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